En los tranquilos barrios de Las Condes, donde la rutina diaria se entrelaza entre edificaciones modernas y calles arboladas, se encontraba una casa que guardaba secretos oscuros y experiencias inexplicables. Rosa, una mujer de mediana edad, vivió una serie de encuentros sobrenaturales que dejaron marcada su vida de una manera que ella nunca imaginó.
La historia comienza en una casona antigua hace tres años, rodeada de jardines bien cuidados y con una fachada que evoca la elegancia de épocas pasadas. Rosa adquirió la propiedad con la ilusión de crear un hogar cálido y acogedor, pero lo que encontró en su interior fue mucho más allá de lo que hubiera imaginado.
Las primeras señales de lo paranormal comenzaron de manera sutil: susurros en las noches silenciosas, sombras que se deslizaban por los pasillos y luces que parpadeaban sin razón aparente. Al principio, Rosa atribuyó estos fenómenos a la imaginación, pero conforme los eventos se intensificaron, no pudo ignorar la realidad que se desarrollaba en su propia casa.
Una de las experiencias más impactantes ocurrió en el antiguo salón principal de la casa. Rosa relata cómo, en varias ocasiones, sintió una presencia invisible, como si alguien la observara desde las sombras. «A veces, tenía la sensación de no estar sola, como si hubiera alguien más aquí conmigo», confiesa con un susurro de temor en su voz.
Las manifestaciones no se limitaron a sensaciones, sino que también incluyeron fenómenos visibles. Rosa cuenta cómo vio figuras etéreas de personas que no reconocía, y en algunas ocasiones, había escuchado risas inexplicables que parecían resonar desde el pasado.
Desesperada por entender lo que ocurría en su hogar, Rosa consultó a un experto en lo paranormal, quien realizó investigaciones exhaustivas. Los resultados revelaron evidencias de actividad paranormal, incluyendo grabaciones de audio con voces inexplicables y fenómenos fotográficos que desafiaban toda lógica.
Aunque algunos podrían ser escépticos ante estas narrativas, para Rosa, estas experiencias han dejado una marca imborrable en su vida. La casa en Las Condes se convertió -en un periodo- en un misterioso cruce entre lo tangible y lo inexplicable, donde lo sobrenatural se entrelazaba con la realidad cotidiana.
La búsqueda de respuestas fue resuelta por el experto mediante una serie de acciones que llevaron alrededor de un año poder resolver, un proceso más allá de lo planificado, pero ahora Rosa sigue habitando la casa, y está muy tranquila al no seguir enfrentando lo desconocido. Su relato arroja luz sobre la existencia de lugares donde las sombras ocultan más de lo que revelan, y donde cada suspiro parece cargar con la historia de aquellos que ya no pertenecen a este mundo.
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